A pesar de los avances enormes en la medicina todavía existen alopecias que hoy por hoy no tienen tratamiento eficaz, lo cual es frustrante tanto para el médico como para el paciente. La alopecia areata es una alopecia de origen autoinmune que en la mayoría de los casos se recuperan espontáneamente o con tratamientos. Pero existen casos que pueden llegar a perder no solo el cabello sino el pelo de todo el cuerpo (cejas, pestañas, etc.). En estos casos severos, conocidos como alopecias universales, el pelo puede que no vuelva a salir a pesar de los tratamiento.

Imagínense lo que puede suponer para una persona tener un cabello sano y fuerte y ver que en pocos días o semanas se cae de forma general, y que pasan meses y años con la incertidumbre de si volverá o no a salir el pelo.

Esta situación es, si cabe, más estresante en una mujer joven y requiere mucha fortaleza mental  y una gran personalidad para superarlo. Por ello, en el articulo de esta semana voy a plasmar la carta de una de mis pacientes con alopecia areata universal porque considero que es un verdadero ejemplo para todos de superación, de fortaleza, y de inspiración.

Carta de la paciente:

“Un días te levantas, te miras al espejo y ves como tu pelo empieza a desaparecer por zonas o notas el aire atravesar las raíces del cabello, y te das cuenta de que algo pasa. No le das importancia, pero te preocupas, hasta que esas clareas empiezan a hacerse evidentes ante los ojos de otros y, ya no es un problema que se quede dentro de casa, la gente comienza a preguntar y tu problema empieza a afectarte en tu vida social y personal.

Ves que nadie puede parar el proceso y tienes que buscar una solución por ti mismo, porque es tu problema, ya que los  que podían ayudarte, te han dicho que ya no pueden hacer nada por ti.

Te vas a casa con un sentimiento muy triste y te preguntas…¿Qué hago?¿ Cómo va a afectar esto a mi vida, a mi trabajo a mi hija, a mi pareja?….

Hay solo dos caminos, enfrentarte al problema y convertirlo en un reto de superación personal, o hundirte y perder muchas cosas, como la  vida social, posiblemente el trabajo, deprimir a tu familia e incluso perder la pareja si tu actitud mina tu autoestima y tu alegría.

¿Y que hice yo? Decidí vivir y no limitarme a auto-compadecerme. En un mes perdí todo mi pelo de todo el cuerpo, pero creció mi fuerza y mi amor propio.

Estuve dos meses sin poder ir a trabajar, pero cuando logré encontrar el camino fui con una prótesis y con el semblante tranquilo. Hay que avergonzarse de no ser buena persona, de no ser buena madre, ….. pero no hay que avergonzarse de no tener pelo.

La sociedad no está preparada para ver a una mujer sin pelo. En realidad llevo prótesis por ellos, para que no sufran, porque todos piensan: si eso me pasa a mí, yo no podría superarlo. Yo, en el fondo, con este problema conseguí ser libre, socialmente hablando, porque entendí que la belleza no está en mi pelo, sino en lo que soy capaz de lograr, superar y conseguir. He sido capaz de transformar el dolor en oportunidad de mejora personal. Hoy por hoy, mi hija sabe que tiene un bloque fuerte al que poder agarrarse, y le he dado una lección que no se si algún día necesitará recordar, pero si así fuera, ya sabe que existe un camino y no dos. Mi hija me dice: mamá, con el calentamiento global todos estaremos sin pelo, tú solo has evolucionado antes.

Si no me hubiera ocurrido esto, seguramente no hubiera podido conocer esa fuerza interior, que aunque no lo crean,  todos tenemos en nuestro interior”.

 Firmado: Patricia Hernández, Responsable de la Unidad de Restauración de Imagen de Mediteknia.

Adjunto artículo publicado en el Canarias 7 Saludable el día 10 de Julio de 2016

0001[1]

Descargar PDF